11/09/2010

¿Qué ha perdido la prensa de pago?

Los diarios han perdido parte de su sentido, mercado y valores en los últimos tiempos. Por factores externos como los nuevos medios y los cambios en el ecosistema informativo pero también por los internos.
El abandono de la lectura es una crisis de la información. El interés por las noticias diarias no crece al mismo ritmo que la población o la educación. La atención sólo se aviva cuando hay acontecimientos de especial importancia. Internet está concentrando el interés informativo. Las grandes noticias del último año han hecho repuntar el tráfico de los medios digitales mientras la difusión de los diarios o incluso la audiencia de los informativos no ha aumentado.
La brecha entre ciudadanos participativos y apáticos es una nueva versión de la brecha digital.
El fomento de la lectura de prensa entre los jóvenes y en los centros de formación es esencial, pero debe llevar aparejado una renovación de los diarios y su forma de informar para que sean atractivos y útiles para esos segmentos de público.
Los diarios no son un medio con futuro entre los jóvenes, por lo que el enfoque debería estar en el fomento de la información a través de los soportes y medios más accesibles y atractivos para los jóvenes (móviles, iPods, MP3, videoconsolas, etc.). Algunos diarios están experimentando con formatos y herramientas como el podcasting, las ediciones para PSP (una de las consolas de videojuegos más vendidas), móviles, etc.
Los aumentos coyunturales de difusión no se deben confundir con un crecimiento sostenido y están animados, al igual que la mejora de la facturación, por el éxito de algunas promociones. Los fines de semana comienzan a concentrar demasiado la venta de los diarios, en parte por el cambio de hábitos de los ciudadanos y también por la oferta de contenidos y promocional.
La disputa entre gratuitos, medios digitales y prensa convencional ha minado la confianza y credibilidad de los ciudadanos en los periodistas. Sólo se superará la brecha de la credibilidad si se aumentan las exigencias y criterios periodísticos y se establece una competencia leal entre medios sin atentar los unos contra los otros.
La colaboración de las administraciones es fundamental para lograr algunos objetivos como la rebaja del IVA para la prensa, pero empuja a los medios a manos de los políticos cuando la dependencia ya es muy grande en algunos casos.
Una gran parte de la reacción del público contra la prensa se ha acentuado durante el período de lucha de los grupos de prensa por la concesión de licencias audiovisuales por las administraciones estatales, autonómicas y locales.
Acercarse más al poder no es el remedio más adecuado en una situación de politización de la prensa como la actual y cuando gran parte de la facturación de muchos depende de las administraciones e instituciones públicas.
La colaboración medios/administración no debe atentar contra la independencia de los medios, para lo que debe ser canalizada a través de organismos independientes y con total transparencia.
La prensa de pago ha perdido en los últimos años:
Exclusividad. Los diarios ya no son los únicos medios informativos en muchos mercados. Ni siquiera los más cercanos, atractivos y cómodos.
Monopolio informativo. El cuasi monopolio de los diarios sobre la información en muchos mercados, especialmente locales y regionales, tiene alternativas. Y la mayoría gratuitas.
Cercanía. Los diarios se identifican por los lectores con los poderes y las instituciones. Las servidumbres políticas, financieras y legales ahogan a muchos y son criticadas por el público. La convergencia multimedia ha empeorado la situación por culpa de las licencias audiovisuales.
Cotidianeidad. Leer el diario ya no es el ritual de todos los días. Comprarlo, mucho menos. Cada vez hay menos hogares con diario. La competencia de nuevos medios y los cambios de hábitos transforman el consumo: disminuyen los lectores y compradores diarios, los de días laborables y aumenta la lectura y compra de fines de semana.
Marca. Las grandes cabeceras son todavía marcas de gran fortaleza, pero surgen otras nuevas y no son impermeables a la erosión. Algunos comportamientos periodísticos y empresariales las han devaluado.

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